Una rehabilitación integral desde la fachada hasta la terraza para crear un templo para los amantes de la carne de calidad. Un restaurante con cierto aire industrial que combina la piedra arenisca con el hierro en fachada y en el interior. Los suelos de baldosa gris neutra y oscura combinados se suman a las paredes forradas con tableros cementosos para dar protagonismo a la barra de hierro y su botellero superior, que almacena e ilumina a un tiempo. Los cuadros están iluminados por flexos industriales. El gran mueble del vino tiene su propia iluminación led, contribuyendo a crear ambiente en esa zona. En la planta superior el restaurante se puede dividir en dos con un biombo que, si no está en uso, queda integrado en la pared.