Hotel
Santa Cristina

El enorme desafío de convertir un antiguo cuartel fronterizo en un hotel singular sin alterar su estructura. Todas las conducciones de luz, agua y aire se llevan por el techo y se ocultan con más de 2.000 m2 de madera policromada a mano sin repetir los patrones. En los suelos se coloca pizarra natual para las zonas de tráfico intenso y madera de roble en tiras para las zonas nobles. Las lámparas se construyen con rodajas de madera. En el restaurante se elige el arbusto de boj como hilo conductor y, con esa idea, se fabrica un biombo artístico que se desliza por partes sobre un carril, dando opción a la separación de zonas. En la zona destinada a lectura y relax se reviste una pared con ladrillo manual colocado a junta seca y en la chimenea aparece transcrita la definición de la palabra calor de un diccionario antiguo. Las habitaciones combinan revestimientos de madera con grandes cabeceros de madera policromada a mano, cada uno de ellos con un dibujo diferente.